Los expertos que coinciden en la necesidad de conservar los ecosistemas como aliados del clima
Zaragoza, 22 de octubre de 2025.- En su tercera jornada, la Aragón Climate Week se ha celebrado en la sala Goya del Edificio Maristas de Zaragoza con un programa centrado en la mitigación del cambio climático mediante los sumideros de carbono, organizado por el Instituto Aragonés de Administración Pública (IAAP).
La sesión ha reunido a especialistas de distintos ámbitos científicos y técnicos para analizar las estrategias de captura y almacenamiento de carbono, tanto en entornos ecológicos como en sistemas productivos, y su relevancia en la consecución de los objetivos de descarbonización. El encuentro ha ofrecido una visión global de los principales tipos de sumideros —geológicos y biológicos—, abordando tanto su potencial de mitigación como los desafíos que plantea su conservación.
La química orgánica María Eugenia Martínez ha subrayado el rol esencial del carbono como regulador del equilibrio climático y de la estabilidad de los ecosistemas. “El carbono regula y mantiene la estabilidad de los ecosistemas de nuestro planeta”, ha destacado, resaltando su valor como componente fundamental para la vida.
Asimismo, ha descrito el océano como un gran reservorio capaz de absorber y retener dióxido de carbono, y ha precisado que las rocas constituyen las mayores reservas de este elemento. Martínez ha advertido que la combustión de combustibles fósiles libera cantidades excesivas de carbono a la atmósfera, lo que intensifica el efecto invernadero, acelera el deshielo polar, altera los patrones climáticos y agrava la acidificación marina, con repercusiones directas sobre corales y moluscos.
Emilio Pueyo, investigador científico del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), ha analizado el almacenamiento geológico de carbono como una tecnología clave para reducir las emisiones y contribuir a la mitigación del cambio climático. En su intervención, ha remarcado que “los humanos hemos interferido en el equilibrio natural del carbono”.
Ha explicado que el CO₂ puede almacenarse en formaciones rocosas profundas, donde la presión y la temperatura permiten mantenerlo de forma segura. Aunque este procedimiento genera parte de sus propias emisiones —una situación que ha definido como la paradoja de la captura—, continúa siendo una herramienta eficaz para limitar el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera.
Pueyo ha mencionado el caso de Sleipner, en el Mar del Norte, con 28 millones de toneladas de CO₂ inyectadas, y la planta piloto de Hontomín (Burgos), que consiguió almacenar 20.000 toneladas en 2014.
Por su parte, el director del Laboratorio Agroambiental del Gobierno de Aragón, Jesús Beltrán, ha expuesto la contribución del suelo agrícola como sumidero biológico y su papel en el secuestro de carbono. Ha enfatizado que este elemento “participa en gran parte de los procesos biogeoquímicos sobre la Tierra”, poniendo de relieve su relevancia en el equilibrio ambiental del planeta.
Durante su intervención, ha detallado cómo la fotosíntesis actúa como regulador natural del carbono, al asimilar el CO₂ y transformarlo en carbohidratos y oxígeno, mientras que la respiración vegetal realiza el proceso inverso. Betrán ha indicado que gran parte del carbono se encuentra almacenada en los océanos, los suelos y los bosques, lo que demuestra la necesidad de preservar estos ecosistemas como grandes reservorios biológicos.
También ha añadido que una mayor concentración de CO₂ en el entorno resulta beneficiosa para las plantas, ya que constituye la base de su actividad vital, y ha observado que cuando el nivel de este gas desciende por debajo de las 200 partes por millón, la capacidad fotosintética disminuye de forma notable.
A continuación, el jefe de Servicio de Planificación y Gestión Forestal del Gobierno de Aragón, Enrique Arrechea, ha examinado el papel de los bosques como grandes reservas de carbono y la necesidad de conservarlos para fortalecer la resiliencia frente a los impactos climáticos. Durante su exposición, ha puesto de relieve que los organismos fotosintéticos fijan cada año alrededor de 100.000 millones de toneladas de carbono, utilizando más de 260.000 millones de toneladas de CO₂ atmosférico.
Arrechea ha señalado tres ejes de actuación prioritarios en el ámbito forestal: la conservación, para prevenir deforestaciones e incendios; la gestión sostenible, mediante estrategias selvícolas que optimicen la fijación de carbono; y la reforestación. En Aragón, ha matizado, persisten dificultades como la demanda creciente de terrenos para repoblación, la necesidad de autorizaciones ambientales, la interferencia con la demanda de tierras por parte de empresas energéticas y la falta de transparencia en el mercado voluntario del carbono.
La sesión ha continuado con la participación de Barry Bernard, de la empresa Bioma Forestal, quien ha aportado una visión económica sobre los mercados de carbono y su influencia en las políticas de reducción de emisiones. Ha afirmado que “los gases de efecto invernadero provocan costes ambientales, sociales y económicos”, insistiendo en la necesidad de asignarles un valor que incentive su reducción.
Durante su intervención, ha explicado que estos mercados son mecanismos en los que se compran y venden créditos de carbono, permitiendo a empresas y particulares compensar sus emisiones mediante la financiación de proyectos que reducen gases contaminantes. En Europa, ha precisado, este sistema se articula a través del marco regulado EU-ETS, que establece límites y derechos de emisión.
Bernard también ha resaltado la relevancia del nuevo Real Decreto 214/2025, que crea el registro de huella de carbono y refuerza la trazabilidad de las compensaciones. Ha recordado además que Aragón cuenta con un 55 % de superficie forestal, un recurso esencial para la absorción de carbono y la consolidación de una economía verde sustentada en la sostenibilidad.
La jornada ha finalizado con la presentación de Carlos Portero, de ECODES, quien ha introducido el proyecto BioPirineo como modelo de pago por servicios ecosistémicos y de administración responsable del territorio. A través de esta iniciativa, ha ilustrado cómo es posible generar beneficios ambientales y sociales al reconocer el valor económico de las funciones ecológicas que desempeñan los ecosistemas.
Durante su exposición, Portero ha revisado el concepto de capital natural, entendido como el inventario de recursos que proporcionan bienes y servicios esenciales a la sociedad. Ha ejemplificado esta idea con el programa “Rebaños de fuego”, que incentiva a los ganaderos a pastorear en zonas abandonadas para reducir el riesgo de incendios y promover la prevención activa desde el territorio.
Finalmente, ha enfatizado las perspectivas de futuro en materia de biodiversidad y economía verde, aludiendo a la Iniciativa Española Empresa y Biodiversidad (IEEB), impulsada por la Fundación Biodiversidad, y a la Hoja de Ruta Europea hacia los Créditos de la Naturaleza (2025-2027), destinada a crear un marco regulatorio que certifique las actuaciones con impacto positivo sobre los ecosistemas.
La Aragón Climate Week continuará este jueves, 23 de octubre, con una jornada en el Centro de Interpretación del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en Torla (Huesca). El encuentro abordará los efectos del cambio climático en los espacios naturales protegidos, con especial atención a los glaciares pirenaicos, la vegetación y la fauna. El programa incluirá la presentación del proyecto LIFE Pyreneés4Clima, orientado a reforzar la resiliencia del territorio frente a los impactos climáticos. La cita está organizada por el Instituto Aragonés de Administración Pública (IAAP), en colaboración con el Gobierno de Aragón.
Inscripciones Cambio Climático en los Espacios Naturales Protegidos (jueves 23): https://www.aragoncambioclimatico.es/jornada-iaap-salon-de-actos-del-centro-de-interpretacion-del-parque-nacional-de-ordesa-y-monte-perdido/



