Expertos han analizado en Torla la evolución de los glaciares, la vegetación y la fauna pirenaica, así como las estrategias de adaptación promovidas desde proyectos europeos.
Torla, 23 de octubre de 2025.– La Aragón Climate Week ha celebrado una jornada en el Centro de Interpretación del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en Torla (Huesca), bajo el título “Cambio climático en los Espacios Naturales Protegidos”. El encuentro ha reunido a especialistas medioambientales que han examinado los efectos del calentamiento global sobre los glaciares, la vegetación y la fauna pirenaica, así como las estrategias de adaptación impulsadas desde proyectos europeos. La cita ha sido organizada por el Instituto Aragonés de Administración Pública (IAAP), en colaboración con el Gobierno de Aragón.
La apertura de la jornada ha incluido un emotivo recuerdo a Elena Villagrasa, directora del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, fallecida el pasado septiembre. El homenaje ha contado con la participación de la directora general de Educación Ambiental del Gobierno de Aragón, Raquel Giménez, y del jefe de Servicio de Conservación del Parque, Francho Beltrán.
Beltrán ha iniciado el ciclo de ponencias con una exposición dedicada a la Red de Espacios Naturales de Aragón y su vulnerabilidad frente al cambio climático. Durante su intervención, ha descrito cómo los espacios protegidos del territorio aragonés están experimentando los efectos del calentamiento global y los desafíos que plantea su gestión y adaptación. En este contexto, ha precisado que “estudiando la relación entre el isótopo oxígeno-18 y oxígeno-16 podemos conocer la temperatura media del aire de esa época”.
Por su parte, el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), Ignacio López, ha dado a conocer los resultados de los programas de seguimiento que evidencian la rápida reducción de los glaciares pirenaicos, un fenómeno que los convierte en claros indicadores del cambio climático. Ha mostrado su preocupación al afirmar que “en 2020 contábamos con 24 glaciares y 297 hectáreas, y en 2024 se ha reducido a 14 glaciares y 156 hectáreas”. Su ponencia ha resaltado la importancia de reforzar la monitorización y las medidas de adaptación ante el retroceso de estos ecosistemas.
En una línea complementaria, el consultor botánico y editor de JOLUBE, José Luis Benito, ha profundizado en los efectos del cambio climático sobre la vegetación de los espacios naturales protegidos, a partir del proyecto internacional GLORIA. Este programa, especialmente útil porque a través de un mismo protocolo permite comparar la evolución de la flora en cordilleras muy distintas, se desarrolla en tres zonas piloto de Aragón: en el año 2000 en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (ES-CPY), en 2011 en el valle de Tena (ES-SPY) y en 2012 en el Moncayo (ES-MON).
Benito ha remarcado que, a escala europea, se aprecia una expansión de las especies vegetales hacia zonas más elevadas, un fenómeno que refleja la respuesta de la flora al aumento de las temperaturas. Según los datos del proyecto, las plantas ascienden una media de 2,7 metros por década.
A continuación, el asesor técnico del Servicio Provincial de Medio Ambiente y Turismo de Huesca, David Guzmán, ha centrado su intervención en los efectos del cambio climático sobre la fauna en los espacios naturales aragoneses. Ha detallado cómo la alteración de los hábitats y los cambios en la fenología están afectando a numerosas especies y a los equilibrios ecológicos del territorio.
Guzmán ha puntualizado que la gestión de estos espacios se articula en torno a tres ejes interdependientes —conservación, uso público y desarrollo sostenible—, a los que el cambio climático añade un factor de interacción adicional. En este contexto, ha recordado que la Estrategia Aragonesa de Cambio Climático fija entre sus metas favorecer la resiliencia y la integridad de los servicios ecosistémicos y la biodiversidad. El técnico ha matizado que “hay nuevas herramientas, como las translocaciones más allá del área de distribución… y ahí surge la polémica”.
En el último turno de intervenciones, el miembro del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático, Juan Terrádez,, ha abordado el proyecto europeo LIFE Pyreneés4Clima, destinado a reforzar la resiliencia del Pirineo frente a los impactos del cambio climático. Durante su exposición, ha puesto en valor las líneas de innovación y cooperación transfronteriza que impulsan una gestión climáticamente inteligente en la cordillera.
Terrádez ha advertido que “al aumentar las temperaturas, las precipitaciones son más en forma de lluvia que de nieve”, una tendencia que anticipa una disminución progresiva de la nieve acumulada en el Pirineo.
En la sesión de tarde, los asistentes han participado en una ruta interpretativa guiada por Francho Beltrán, David Guzmán y el ayudante técnico Fernando Carmena, que ha ofrecido una visión directa de la evolución del paisaje y la biodiversidad del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Durante el recorrido, se ha explicado el origen del nombre “Ordesa”, vinculado a los antiguos cultivos de cebada (ordio) que antaño se cultivaban en el valle. Asimismo, se ha subrayado el cambio en la cobertura forestal, con un incremento estimado del 18 % al 22 % de la superficie del parque, y se ha incidido en que las especies acuáticas figuran entre las más amenazadas por el cambio climático en las zonas de montaña, lo que refuerza la necesidad de intensificar las medidas de conservación.



